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¿Cómo nuestros pensamientos influyen en las cosas que nos suceden?


Un gran libro que recomiendo es Poder sin límites de Anthony Robbins, que definitivamente te hace pensar desde un inicio en lo cuidadoso que debes ser cuando te dirijas a ti mismo porque esa puede ser la respuesta de por qué te suceden ciertas cosas, y además te hace reflexionar sobre una situación hoy en día al ver a personas que aparentemente tienen todo logrado en la vida y otras que siguen una lucha incansable por conseguir lo que desean. 

¿A qué se debe que muchos vivan felices pese a los peores obstáculos, mientras otros, que en apariencia lo tienen todo, están llenos de desesperación, rabia e impotencia?

En muchos casos, exteriormente no les puede faltar nada, pero interiormente están vacíos. 

¿Por qué algunos superan los obstáculos que se le presentan y pueden dar un giro de 360 grados, sobreponerse y enrumbar nuevamente sus vidas mientras que otros, pese a contar con todas las ventajas económicas o personales, las convierten en un desastre? 

Parece algo más complejo, pero mucho tiene que ver con la forma en que nos comunicamos con nosotros mismos y las acciones que realizamos. Todas las personas tenemos problemas y la diferencia entre unos y otros no son las cosas que nos pasan, sino la forma como percibimos, asimilamos y respondemos a lo que nos pasa y qué hacemos frente a ello. 

Todos tenemos la capacidad para dirigir nuestros pensamientos y algunas veces nos toma un poco más de tiempo que otros, pero a final de cuentas la solución es combinar la suma de la acción mental con la acción física, es decir el “querer” con el “hacer”
Existen algunas formas de combinar la acción mental y la física que guardan relación directa con los resultados que queremos obtener, pero en la que se basa toda la fuerza interior para actuar es el sistema de creencias, que está muy relacionado con la frase "es la mente la que hace el bien o el mal, la que hace mísero o feliz, rico o pobre". Esto es porque lo que una persona cree, lo que parece verdadero o no para uno mismo, determina en gran parte lo que es capaz de hacer o no. Se dice que cuando uno cree que no puede hacer algo, envía una señal a su sistema nervioso que limita su capacidad de hacer ese "algo". En cambio, cuando uno tiene la convicción de que sí puede lograrlo envía un mensaje al cerebro y abre toda posibilidad para lograrlo. 

Es por eso que algunas veces solemos creer que amanecemos con buena suerte pues todo nos sale bien, pero hay otros días que quisiéramos no haber salido de casa. La diferencia está en el estado en el que nos encontramos, pues hay estados que se potencian como el amor, la confianza, la seguridad interior, la alegría, la fe, pues esto hace que uno libere un inimaginable poder personal. Y hay estados que paralizan, como la confusión, la depresión, el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración que nos dejan con impotencia. 

Nuestras acciones, nuestra conducta es el resultado del estado en el que nos encontramos. El estado contiene un poder tan grande y lo mejor es que está en cada uno poder controlarlo, tal vez no sea tan sencillo poder cambiar de estado de ánimo de un momento a otro, pero con tan solo saber que uno es capaz de hacerlo y darse cuenta de las cosas que pueden lograrse con ello... es un gran avance.  


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