Para escribir
me inspiro en las cosas que veo en mi día a día, mis experiencias o en las
personas que conozco y una de las cosas que veo a menudo, con mucha pena, es
que algunas personas empiezan un proyecto o negocio y sea por alguna razón
ajena a ellas o por otras de las cuales son totalmente responsables, lo dejan a
medias (falta de tiempo, cuentas no presupuestadas, falta de motivación y apoyo,
falta de compromiso en el equipo, entre otras razones).
Realmente, me
gustaría que en algún momento los retomen, si se dan cuenta que eso es lo que
quieren.
Pero si estás
pensando en desarrollar un negocio o tienes uno en marcha, te presento algunos
factores que hacen que un emprendimiento quede inconcluso, esas trampas en las
que caen nuestros sueños y así poder evitarlas:
1.
No ejecutar la idea.
Se pueden
tener millones de ideas, innovadoras o no, pero en eso se quedan: ideas. La
ejecución es la fase más importante, y quienes estén realmente dispuestos a
ejecutarla son los que ya han dado un paso adelante. Sea para el lanzamiento de
un negocio o para el lanzamiento de una nueva estrategia en un negocio en
marcha.
Ya diste el
primer paso, van dos o tres meses y ves que:
2.
No alcanza ni para cubrir los
gastos: Falta de liquidez
O bien no
hiciste una buena planificación de los gastos o en el camino te ganó el
optimismo al creer que ‘ese gasto de más’ justificaría el ingreso que tendrías,
sin haberlo analizado bien. Por otro lado, los primeros meses es muy probable
que no recuperes nada de la inversión que hiciste hasta que logres alcanzar el
punto de equilibrio (cuando lo que se gasta es igual a lo que ingresa, no se
gana ni se pierde).
Luego
encuentras otro problema cuando ya llevas un tiempo emprendiendo: te das cuenta
de que las cosas no están saliendo como te las imaginabas, ¿clientes? puede que
sí haya, pero no muchos, ¿ingresos? con las justas alcanza para cubrir lo que
gastaste.
La ilusión y
el rendimiento que tenías al inicio van decayendo:
3.
Falta de constancia
Digamos que
ya lanzaste tu negocio, y como los resultados que obtuviste en los primeros
meses no son como lo ‘planificaste’ o como se proyectó en Excel, decides
dejarlo, atribuyendo causas como ‘no tenía el tiempo para dedicarme’, ‘no era
buena época o temporada’, el ‘timing’ incorrecto –lanzar un producto o servicio
innovador que no tiene el mercado apto para recibirlo- y muy pocas veces uno se
hace 100% responsable para decir ‘no fui lo suficientemente constante para mirar
con otra visión los resultados y ejecutar un plan de acción para cambiarlos’. Un
emprendimiento siempre va a ser diferente a cómo nos lo pintamos al planearlo y
es en esos momentos en los que hay que adaptarse a los cambios.
4.
Falta de compromiso
Cuando no te
sientes dueño de la idea, cuando por momentos te entran dudas que ni tú mismo
eres capaz de disiparlas y cuando no amas tu proyecto simplemente no va andar.
Dentro de
este proceso quiero resaltar que cuando emprendas, sea un negocio, un proyecto
o lo que vayas a empezar, nadie te va a motivar más que tú mismo, nadie va a
ser constante por ti, nadie va a trabajar por ti para lograr los resultados que
TÚ quieres.
Sin embargo,
pese a que muchas de las personas que han logrado éxito en su emprendimiento ha
sido porque han perseverado con su idea, hay otras que se han dado cuenta de cuándo
dejarlas ir, y esta decisión va a depender de la realidad de cada persona, de
cuánto han podido arriesgar, en qué nivel de riesgo se encuentran y de cuánto
aman su idea sin dejar ser realistas cuando lo tienen que ser.
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